Chiquitanía

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Concepción.


Foto: Concepción · Iglesia de Concepción. Año: 2013. Autor: Richard Vaca Pereira Suárez.

Al igual que San Javier, el pueblo, fundado en 1708, ha conservado la sencillez y tranquilidad de sus calles flanqueadas por casas de adobe con galerías, mientras que la laguna creada con una represa artificial ofrece una alternativa para la diversión y la práctica de deportes náuticos. La gran variedad de orquídeas, en particular del género catleya, que se encuentra en el territorio de Concepción, es una muestra de la riqueza natural y de la biodiversidad de esta área. Al sur, en el territorio de Lomerío, las comunidades indígenas conservan las antiguas tradiciones chiquitanas.

Aquí el pasado jesuítico revive con mayor fervor en las celebraciones de Semana Santa y en la Fiesta Patronal (8 de diciembre), mientras que dos importantes instituciones, el Archivo Musical y el museo, se encargan de preservar y difundir los vestigios materiales de esa época.

Dominada por la iglesia misional y rodeada de típicas casonas con horcones de madera, la plaza reúne las principales instituciones del pueblo. Además del Obispado, que ocupa el antiguo colegio jesuítico, y del Museo Misional, en la esquina sudeste, a lado de la iglesia, se encuentra la Alcaldía, con la Oficina de Turismo que organiza excursiones a los alrededores y que realiza itinerarios ecoturísticos hacia las comunidades donde se pueden admirar las orquídeas en su hábitat natural. Para los que están interesados en la belleza de la flora local, el Club Social, en la esquina sudoeste, es otro punto de referencia para la visita a viveros.

El conjunto misional, construido por el padre Martín Schmid en 1753-1756, debe su aspecto actual a la reconstrucción dirigida por Hans Roth en 1975, que ha acentuado la riqueza decorativa del conjunto, privilegiando el uso del dorado y de una fuerte policromía. La disposición es inversa a la de San Javier, con la fachada del colegio y el prominente campanario de madera ubicado a la izquierda de la iglesia, que en la actualidad recibe el título de Catedral del Vicariato Apostólico de Ñuflo de Chávez. La estructura del templo y el gran techo se levantan sobre seis filas de columnas: dos dividen el interior en tres naves, dos resultan ocultas en las paredes de adobe y otras dos forman los pasillos externos. En el interior, al fondo de la nave central, destaca el gran retablo mayor, dedicado a la Inmaculada Concepción, en madera tallada, policromada y dorada. Los dos retablos laterales representan, como en las demás misiones jesuíticas, a la izquierda, el Calvario, con la Virgen y San Juan al pie de la Cruz, y, a la derecha, la Inmaculada. El púlpito, reconstruido, es ahora expuesto en el museo, pero los confesionarios, de planta semihexagonal, proporcionan, con la exuberancia de los motivos esculpidos y la riqueza del pan de oro, una muestra del alto nivel alcanzado en las misiones jesuíticas en el tallado artístico de la madera.

Los jardines y la arquitectura maderera, con paredes de adobe decorados con motivos geométricos, hacen del patio del colegio un espacio particularmente agradable y sugestivo, alrededor del cual se disponen las oficinas del Obispado y los ambientes que acogen el Archivo Musical, donde se preservan las partituras musicales ejecutadas y escritas en las misiones. Este repositorio es único en América, no solo por su riqueza y originalidad, sino por la historia muy peculiar de sus documentos, cuya preservación, en época post-jesuítica, se debe en gran parte a la participación activa de la población indígena en la conservación de la herencia material y espiritual de los misioneros. A partir de los años '70 del siglo XX, en concomitancia con la restauración de los templos, el arquitecto suizo Hans Roth y el Obispo Antonio Eduardo Bösl fomentaron la clasificación y restauración del archivo, que actualmente cuenta con alrededor de 5.500 páginas de manuscritos musicales. Entre los autores, además de compositores jesuitas e indígenas anónimos, se encuentran obras de Doménico Zipoli, Martín Schmid, Julian Knogler, Franz Brentner, Julían Vargas, Bartolomé Massa, Arcangelo Corelli y Nicola Calandro. Se trata de misas, salmos, magníficats, motetes, cantos religiosos, óperas en español y chiquitano, música instrumental de cámara y para teclado. Los textos están escritos en latín, chiquitano, guaraní, español e italiano.

El Museo Misional está ubicado en la acera sur de la plaza, en la casa natal del General Hugo Bánzer Suárez, ex presidente de Bolivia, del cual se conservan fotos y recuerdos en la sala a la derecha del taller de restauración, por el cual se accede al museo. En la misma sala, son de particular interés las fotos de la Iglesia de Concepción antes de la restauración, que muestran las diferentes ubicaciones del campanario. Primero a la izquierda de la iglesia, después (1911) sobre la fachada (a esta época pertenecen las campanas y el reloj exhibidos en la sala) y, por último, a causa del derrumbe de la torre campanaria unos 15 años después, su reconstrucción arriba de la fachada de la Alcaldía. Pasando por el taller de restauración, se atraviesa una pieza que reúne esculturas modernas en estilo misional y un altar procedente de Guarayos (siglo XIX).

En el siguiente ambiente, algunas fotografías documentan el aspecto de las iglesias franciscanas de Guarayos, construidas a comienzos del siglo XX. Las partes de retablos provienen de Ascensión de Guarayos (siglo XIX), mientras que las estatuas (importadas desde Europa en 1954) pertenecían al altar de Concepción antes de la restauración. En el salón longitudinal se documenta la restauración de las iglesias chiquitanas y las técnicas de construcción tradicionales. En sentido antihorario se puede observar: un ejemplo de muro de tabique y revoque con umbacá, las barandas del coro con balaustres torneados de la iglesia (taller de Martín Schmid, cerca de 1755), horcones y capiteles originales, encontrados en la restauración de los conjuntos jesuíticos de San Javier y Concepción. El más alto es original del colegio de Concepción (taller de Martín Schmid, cerca de 1755; se observa la pudrición de la parte que estaba enterrada); a su derecha, sobre un horcón sencillo del lado posterior de la iglesia, se apoya un capitel jesuítico de la iglesia o del colegio de Concepción. A la izquierda del horcón más alto, están alineados horcones de los siglos XIX y XX, a imitación de los jesuitas, procedentes de la iglesia y del cementerio de Concepción. El fragmento de pintura mural pertenecía al primer retablo del altar de María de San Miguel de Velasco (cerca de 1755). En correspondencia de la esquina, ejemplos de muros de adobe y ladrillo y maqueta de pueblo misional jesuítico.

En el espacio central del salón, una bella maqueta de la Iglesia de San Ignacio muestra en el techo la tecnología de construcción. Sobre la viga longitudinal, tabla decorativa del coro de Concepción (taller de Martín Schmid, cerca de 1755). A la derecha, varios fragmentos de elementos ornamentales (siglos XVIII-XIX) se disponen a manera de altar alrededor de la estatua del Niño Jesús (siglos XVIII-XIX). Al otro lado del salón, fragmentos decorativos procedentes de Concepción y San Javier (siglo XVIII) crean una estructura similar alrededor de un Cristo Crucificado (San Javier, siglo XVIII). Adelante de la pared del fondo, y apoyados a ella, se observan varios elementos en gran parte procedentes de la Iglesia de Concepción, al igual que las barandas del comulgatorio (siglo XX). De izquierda a derecha se aprecian la reconstrucción de la estatua de San Rafael (siglo XVIII) y el marco de un cuadro, que es posiblemente el único resto de las 30 pinturas que adornaban la Iglesia de Concepción (siglo XVIII). Entre otras piezas del siglo XVIII, destacan los tallados decorativos de retablos (aproximadamente 1760) y el púlpito restaurado (taller de Martín Schmid, cerca de 1760), la reconstrucción del sagrario grande (siglo XVIII), un marco decorativo de nicho o retablo (San Javier, siglo XVIII) y un Niño Jesús (siglo XVIII), procedente de la Iglesia de San Miguel e importado del altiplano o del valle. En las vitrinas, fragmentos de decoración escultórica y muestra de las partituras del archivo musical de San Rafael en las condiciones en que las encontró Hans Roth en 1972.

En el patio, se observa un trapiche para la molienda de la caña de azúcar y un tradicional horno de barro. En la sala Hans Roth, están documentados (con planos y maquetas) los proyectos del arquitecto para la restauración de San José de Chiquitos y para la construcción de nuevas iglesias en el territorio del Vicariato Apostólico Ñuflo de Chávez, en particular en Guarayos.

A la salida del museo, en la tienda de artesanías se pueden comprar estatuas y estatuillas de madera producidas en Concepción, así como bordados y hamacas de Guarayos.

El Museo Antropológico está ubicado en la Casa de España, que utiliza como sede una casa tradicional construida en 1890 y restaurada en 1995 bajo la dirección de Hans Roth, situada a una cuadra de la plaza.

Objeto del museo son las dos principales culturas nativas presentes en la Chiquitanía: la chiquitana y la ayorea. De la cultura ayorea, se observan armas para cazar y pescar, enseres domésticos, ornamentos y calzados (abarcas). A la cultura chiquitana pertenecen arcos para cazar, utensilios domésticos, herramientas de trabajos (se observa el punzón para sembrar), vestimentas (tipoi para las mujeres; camisas, pantalones y sombreros para los hombres), un recipiente realizado con el caparazón del tatú (o armadillo), cestería de hojas de palmeras cusi o motacú trenzadas, utilizada para la casa (urupé, para cernir el arroz) y para traer cosas del chaco o de la pesca (jasayé). Los instrumentos musicales se utilizan tradicionalmente en ocasión del carnaval (pífano) y de fiestas religiosas (yoresox).

En el patio, con plantas de la región, han sido reconstruidas las viviendas tradicionales chiquitana y ayorea. La casa chiquitana tiene paredes de adobe y techo con hojas de palmera trenzadas. En el interior, el mezzanine sirve para guardar alimentos, mientras en la parte de abajo se notan dos palos apoyados a la pared para tejer hamacas, un colgador de hamacas y recipientes para fermentar la chicha. La cocina es una construcción separada y está equipada con los utensilios tradicionales: el zarzo (una especie de repisa) para poner objetos, el garabato para colgar cosas, el panacú para traer cosas del "chaco" (o sembradío), el batán para moler el maíz y el tacú (un gran mortero de madera) para moler yuca, plátano y arroz. Al lado, llaman la atención las ingeniosas trampas para cazar armadillos y aves. Al fondo del patio, la casa ayorea es una choza de palmera de motacú, troncos y tierra, que permite a esta población nómada armar rápidamente sus refugios.

Además del museo, la Casa de España alberga un alojamiento y un restaurante, y es sede de las asociaciones ecologistas Hombre y Naturaleza e Ítaca, que organizan excursiones a los atractivos naturales de la región.


Fuente. Libro: Santa Cruz Turístico. Año: 2002. Autor: Asociación Pro Arte y Cultura (APAC).


Foto: Concepción · Iglesia de Concepción. Año: 2013. Autor: Richard Vaca Pereira Suárez.

Foto: Concepción · Iglesia de Concepción. Año: 2013. Autor: Richard Vaca Pereira Suárez.

Foto: Concepción · Iglesia de Concepción. Año: 2013. Autor: Richard Vaca Pereira Suárez.

Foto: Concepción · Iglesia de Concepción. Año: 2013. Autor: Richard Vaca Pereira Suárez.

Foto: Concepción · Iglesia de Concepción. Año: 2013. Autor: Richard Vaca Pereira Suárez.

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