Datos de Santa Cruz de la Sierra.
Una ciudad de frontera.
Santa Cruz de la Sierra es una ciudad con más de cuatro siglos de historia. Esta villa de frontera, que emergió de la corriente colonizadora del Río de la Plata, fue fundada inicialmente por el conquistador español Ñuflo de Chávez al pie de las serranías de San José de Chiquitos en 1561.
Años más tarde tuvo que ser trasladada definitivamente a orillas del río Piraí, en una fértil llanura donde comienzan las tierras bajas del Oriente Boliviano, próxima al accidente geográfico denominado "Codo de los Andes", donde la Cordillera Oriental cambia bruscamente su rumbo al norte desde el remoto sur del continente, tomando una franca dirección noroeste, hacia el punto de unión con la Cordillera Occidental.
Durante la época colonial y republicana, la ciudad permaneció en el más completo aislamiento de la que fue la célebre Real Audiencia de Charcas y, a partir de 1825, de la nueva República de Bolivia, por falta de vías de comunicación y de mercados para su producción.
Polo de atracción migratoria.
La integración socioeconómica y política de Santa Cruz a la vida nacional fue lenta y marginal hasta mediados del siglo pasado, cuando la construcción de la carretera a la ciudad de Cochabamba -que la vinculó en forma estable con el interior del país-, las ferrovías internacionales a Brasil y Argentina, la explotación de hidrocarburos y la activación de su gran potencial agropecuario, le abrieron las puertas a nuevos mercados para desencadenar un proceso de desarrollo regional que no ha cesado de avanzar hasta el día de hoy.
En las últimas cuatro décadas del siglo XX la ciudad más importante del Oriente Boliviano se convirtió en el principal polo de atracción migratoria del país, incrementando su población a un ritmo vertiginoso. Se abrieron nuevas carreteras, se diversificó la producción y la frontera agrícola se extendió rápidamente por la feraz llanura aluvial, impulsada por las nuevas posibilidades de exportación de sus productos agropecuarios y agroindustriales al mercado internacional. Así, la bucólica ciudad colonial se transformó en una moderna urbe que ocupa el primer lugar en población e importancia económica del país.
Tierra de integración continental.
El departamento de Santa Cruz, con una superficie de 370.621 km2., ocupa la región centro-oriental de Bolivia y es el más extenso de los nueve que conforman el territorio de la República. Su capital, Santa Cruz de la Sierra, con una población que se aproxima a los dos millones de habitantes, concentra gran parte del peso demográfico y el dinamismo económico de la región, basado principalmente en la actividad agropecuaria, agroindustrial y forestal, y en la producción de hidrocarburos.
Por su ubicación privilegiada, ubicada en el centro del subcontinente americano, la región participa geográficamente de la zona andina oriental, así como de las cuencas amazónicas y platense, convirtiéndose en el punto de contactos de los países del Atlántico y del Pacífico, nodo de transporte terrestre y ruta obligada de los corredores bioceánicos de exportación.
En su expansiva frontera agrícola, que avanza sobre una de las más fértiles praderas subtropicales de Sudamérica, se desarrolla actualmente el complejo agroindustrial y de servicios más importante del país.
La ciudad de los anillos.
Con una población en rápido crecimiento debido a los grandes flujos migratorios que anualmente recibe de otras regiones del país, Santa Cruz de la Sierra es actualmente un importante centro comercial, industrial y financiero con una significativa gravitación en la economía nacional.
Fue la primera ciudad del país que contó con un plan regulador y un parque industrial que normaron el desarrollo urbanístico en su etapa de despegue y modernización. Planificada según el modelo de la "Ciudad Jardín" en la década de los años sesenta del siglo pasado, en forma de anillos concéntricos y avenidas radiales que parten del Casco Viejo hacia la periferia, su crecimiento físico rebasó tempranamente las proyecciones originales y actualmente la mancha urbana se extiende sin obstáculos sobre la llanura grigotana, urbanizando aceleradamente el campo y creando una sucesión de nuevos barrios sobre la superficie mayor a las de todas las capitales de Bolivia.
Actualmente se estima que más de la mitad de la población de la capital reside fuera del Cuarto Anillo; es decir, más allá del área urbanizada originalmente por el Plan Regulador.
El área metropolitana.
Según la propuesta del Plan de Desarrollo Metropolitano, en los próximos años la capital departamental integrará en este proceso a cinco municipios aledaños: hacia el naciente a Cotoca, como un centro urbano tradicional, de vocación religiosa, turística y artesanal, que conecta a Santa Cruz de la Sierra con una importante área productiva que se extiende al este del río Grande en lo que se denomina Área de Expansión Agrícola del Departamento; al norte, Warnes, capital de la provincia del mismo nombre, polo industrial en gestación, y más allá Montero, en el corazón del Área Integrada del Departamento, donde comenzó el desarrollo agropecuario regional; al suroeste La Guardia, y El Torno, dos municipios en el acceso a los valles cruceños muy estrechamente vinculados a la capital; hacia el sur, sobre el actual límite urbano, unido a la ciudad por una sucesión de nuevos barrios populares, el Palmar del Oratorio y El Parque Lomas de Arena, y cruzando el río Piraí en dirección oeste, el tradicional pueblo de Porongo, que rompe su aislamiento tras la construcción del primer puente de la ciudad sobre el río Piraí para desarrollar nuevas urbanizaciones sobre su margen occidental. Aquí ha surgido un gran área residencial de condominios exclusivos.
La fuente dinámica de la actual expansión de la mancha urbana se percibe con nítida claridad sobre los ejes troncales, que avanzan en forma de estrella sobre las principales carreteras de acceso desde los cuatro puntos cardinales.
Para estructurar administrativamente esta nueva dimensión rural-urbana se ha propuesto la creación de una mancomunidad de municipios que formarán el futuro Directorio Metropolitano para la administración de un macro-plan urbanístico.
Tendencias urbanísticas.
La aparición reciente de edificios públicos y conjuntos habitacionales de propiedad horizontal ha empezado a cambiar el tradicional paisaje urbano de esta ciudad, acostumbrada, en las últimas décadas a expandirse desmesuradamente sobre la planicie circundante con la ampliación constante de nuevas unidades vecinales.
Rompiendo el esquema de crecimiento de los anillos concéntricos implantados por el Plan Techint en la década de 1960, la mancha urbana de Santa Cruz de la Sierra ha ido creciendo a saltos y dejando espacios vacíos, rumbo a la anexión de municipios cercanos que, un día no muy lejano, formarán parte de una conurbación de grandes dimensiones.
En contrapartida, surge simultáneamente en el centro urbano y la periferia residencial la tendencia a construir en altura, buscando un aprovechamiento más intensivo del terreno y de la infraestructura de servicios, concentrada hasta hace poco hasta dentro del Segundo Anillo de Circunvalación.
Polo industrial, comercial y financiero.
La ciudad de Santa Cruz de la Sierra ocupa una posición privilegiada en la geografía nacional, lo cual le garantiza un potencial importante de crecimiento para el futuro. Esas ventajas son evidentes por la dotación de infraestructura y por la presencia de importantes recursos naturales en su territorio. Todo ello ha determinado que Santa Cruz constituya la parte más dinámica del eje nacional de desarrollo La Paz-Cochabamba-Santa Cruz.
Esto ha alentado un importante crecimiento de las actividades económicas, en especial de los sectores comerciales, financieros e industriales. Sin embargo, el acelerado crecimiento de la mancha urbana debido a la fuerte migración plantea grandes problemas urbanísticos que exigen el constante fortalecimiento del Municipio y del Gobierno Departamental para proporcionar respuestas adecuadas a los grandes desafíos del futuro inmediato.
Centro nacional de convenciones.
La hotelería local ha crecido aceleradamente en los últimos años, con nuevos centros de hospedaje de todo nivel y con sucesivas ampliaciones de los ya existentes, incrementando la capacidad instalada, especialmente en hoteles de categoría.
Gracias a ello Santa Cruz de la Sierra se ha convertido en un centro nacional e internacional de convenciones y congresos a nivel sudamericano, que a lo largo del año eligen como sede esta ciudad para reuniones de diversa índole, tanto por su ubicación geográfica como por la infraestructura que ofrece para estos fines, además de otros grandes atractivos, como es el clima cálido, la hospitalidad de su gente y el dinamismo de sus actividades económicas.
La presencia de un moderno aeropuerto en las pampas de Viru Viru, con múltiples conexiones al interior y exterior del país, la construcción de las nuevas carreteras bioceánicas y los ferrocarriles a Brasil y Argentina, convierten a esta ciudad en un estratégico punto de contactos internacionales ubicado en el centro geográfico de Sudamérica.
El primer parque industrial de Bolivia.
En 1975 se inició la construcción del Parque Industrial de Santa Cruz con el objetivo de crear una fuerza polarizadora del desarrollo industrial de la capital departamental, adelantándose previsoramente en muchos años al proceso industrializador, con el fin de atraer inversiones de origen interno y externo a este rubro dinamizador de la economía urbana y regional.
Con casi 1.000 hectáreas consolidadas legalmente para este uso de suelo, la cuidad fue dotada de una gran reserva de espacio físico para la instalación de industrias y talleres artesanales, en terrenos modulares que serían dotados de todos los servicios a precios libres de especulación y con grandes facilidades para fomentar la instalación de industrias que generen puestos de trabajo para la creciente población capitalina. No obstante, la presión demográfica sobre la tierra urbana y los frecuentes loteamientos ilegales amenazan con reducir este espacio destinado al uso industrial, rebasando sus límites originales y cercándolo con la presencia de nuevos barrios periféricos.
La finalidad de la creación del parque era atraer a todas las industrias y concentrarlas en un área dotada de todas las facilidades de infraestructura de trasporte, energía, agua y alcantarillado, a costos mucho más bajos de lo que implicaría su dispersión desordenada en el centro y la periferia urbana.
Los servicios urbanos.
La ciudad cuenta con uno de los servicios telefónicos más modernos y eficientes del país, provisto por la empresa cooperativa de servicios COTAS. Este mismo sistema de organización empresarial se utiliza con éxito para la distribución de energía eléctrica (CRE) y de agua potable y alcantarillado (SAGUAPAC), dotando a la ciudad de los servicios públicos más eficientes del país.
Diversas empresas de telecomunicaciones brindan un servicio local, departamental, nacional e internacional de telefonía para comunicarse instantáneamente con cualquier país del mundo por vía satelital. Recientemente se ha generalizado el uso de Internet y se ha popularizado el servicio de la telefonía celular que opera a nivel nacional.
En la ciudad se editan cuatro periódicos locales de circulación local y regional, existen varios canales de televisión abierta, de cable TV y numerosas radioemisoras de diversa frecuencia, conformando hasta hoy un sistema de información pluralista y profesional en constante crecimiento y modernización.
El centro histórico.
La ciudad conserva todavía en el denominado Casco Viejo, en torno a la plaza principal, una parte interesante de su arquitectura colonial y republicana, con sus techos de teja de cerámica cocida, invadidos por plantas epífitas y musgos.
En este espacio histórico, del que brotan incesantemente nuevas expresiones de modernismo discordante, el visitante aún puede encontrar las huellas de un pasado reciente, bucólico y provincial, en los patios soleados de las viejas casonas o en sus corredores centenarios de sólidos horcones y frescas galerías.
Estos constituyen los atractivos urbanos más auténticos de una población hospitalaria y con fuerte personalidad regional, que actualmente vive un proceso de grandes cambios socio culturales por efecto de la intensa migración.
La Plaza 24 de Septiembre.
En la plaza central o Plaza de Armas de Santa Cruz está la cuna y el punto de partida de la centenaria ciudad. Hace más de 400 años, cuando Lorenzo Suárez de Figueroa y Gonzalo Soliz de Holguín trasladaron la ciudad de San Lorenzo de la Frontera, de Cotoca a la Punta de San Bartolomé, habían elegido los arenales sobre los que se asienta hoy esta histórica plaza como el emplazamiento final de la ciudad de vanguardia en la conquista platense, que con el tiempo retomaría el nombre de la Santa Cruz de la Sierra chiquitana, fundada por el capitán Ñuflo de Chávez en 1561.
Alrededor de ella surgieron las primeras casas y calles, ubicadas en forma de un tablero de ajedrez, en torno a la plaza central, hoy llamada "24 de Septiembre" en honor al bicentenario grito emancipador de 1810.
Histórica Plaza de Armas...
En esta plaza sucedieron importantes acontecimientos de nuestra historia, cuentan que en una de sus esquinas se clavó en una pica la cabeza del coronel Ignacio Warnes, quien fue vencido y decapitado en la batalla del Pari por el comandante realista Francisco Javier de Aguilera. Dice la leyenda que la cabeza fue recuperada por el guerrillero Cañoto, legendario personaje de la lucha por la independencia.
Aquí se produjeron los sangrientos enfrentamientos de muchas sublevaciones y motines. En sus aceras el pueblo se atrincheró cuando estalló la revolución liberal-federal de 1898. A partir de algún momento en el siglo pasado, y a raíz de la pacificación de los bandos en conflicto, la vieja Plaza de Armas pasó a llamarse "Plaza de la Concordia".
A comienzos del siglo XX esta plaza era un amplio descampado de ardientes arenales, manchado de arboledas. Entonces se hizo costumbre que, en el kiosco construido al centro del paseo, el maestro Mateo Flores con su banda ofreciera dos retretas semanales.
En 1920 se erigió en el centro el monumento al coronel Ignacio Warnes, héroe de la independencia, de origen argentino-irlandés. La estatua fue fundida en Bélgica y su arribo a Santa Cruz tuvo un azaroso itinerario.
Esquinas y veredas históricas de la Plaza 24 de Septiembre.
Actualmente la plaza todavía está rodeada de edificaciones históricas importantes: al frente de la esquina sudeste se levanta el templo de la Catedral, cuya edificación original tiene más de tres siglos, aunque el edificio actual data de 1915. Al lado de la Catedral, en la vereda sur, se halla el edificio que cobijó hasta hace poco a la Prefectura del Departamento y a la Corte Superior del Distrito, construido entre los años 1871 y 1878 por don Simone Marchetti.
En la vereda norte, en la esquina formada por las calles 24 de Septiembre y Bolívar, se halla el edificio donde funcionan las oficinas centrales de la Alcaldía Municipal, obra del arquitecto Bernardo Cadario ejecutada entre los años 1901 y 1904, también albergó inicialmente a la famosa Casa Zéller & Mozer.
En la esquina de las calles Ayacucho e Independencia se levanta el edificio que pertenecía a Lino Tórrez, donde hoy funciona el Club Social 24 de Septiembre y que fue construido en 1917. Al lado de dicho edificio se levanta el tradicional cine y cafetería "Palace Theatre"; ésta obra fue construida por Antonio Tomelic y Juan Toffoli.
En la esquina de las calles Junín y Libertad, dominando la plaza con su estilo moderno y sobrio, de líneas rectas y altas ventanas, se yergue el edificio central de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. Fue construido en 1940, bajo el impulso de su joven y malogrado rector Dr. Rómulo Herrera Justiniano, trágicamente fallecido junto a su esposa y prácticamente todas las autoridades locales de aquel tiempo en el accidente aéreo del trimotor "Juan del Valle".
La Catedral Metropolitana.
Las dos sólidas torres de ladrillo que se divisan desde la lejanía, producto de una obra popular que movilizó a toda la población de la Santa Cruz de antaño para construir su propia Catedral, es el edificio-monumento que, con su silueta suave y ondulada, color tierra, identifica a la ciudad como un ícono a primera vista.
Monseñor José Belisario Santistevan, el célebre obispo que en 1904 prosiguió las obras iniciadas 64 años antes, para darles el impulso final hasta su conclusión en 1915, y el Padre Carlos Gericke Suárez, rector de la Catedral, quien en 1968 decidió llevar a cabo la ambiciosa obra de su restauración, son las dos figuras que marcan los hitos de la obra arquitectónica religiosa más emblemática de la ciudad.
En la ornamentación externa del templo, el ladrillo hace las molduras y filigranas a falta de piedra para el adorno de los pórticos de ingreso. Este trabajo de artesanía, que había sido recubierto tanto tiempo con una ennegrecida capa de cal y arena, fue revelado durante la restauración de la Catedral emprendida por monseñor Carlos Gericke para descubrir definitivamente lo que fue su aspecto original.
La restauración del templo...
Como rector de la Catedral Metropolitana de Santa Cruz de la Sierra, monseñor Carlos Gericke dedicó 13 años de su vida a la restauración del templo. Había sido nombrado para el cargo en febrero de 1968, y nadie como él podía haber tomado su labor como el inicio de una verdadera cruzada para reconstruir y embellecer el edificio más connotado que tiene la ciudad, el cual, con el paso de los años, acusaba un serio deterioro.
El plan de obras planteó el cambio total de techos en el templo y sus dependencias; el reemplazo de la defectuosa bóveda por otra recubierta de madera caoba; la nivelación y cambio completo de los pisos en las tres naves; la supresión de varios altares construidos a capricho y sin relación con el conjunto. En su lugar quedaron cuatro confesionarios tallados artísticamente en madera y se construyó una cripta subterránea para guardar los restos de los obispos de la Diócesis.
La restauración de la parte externa de la Basílica Menor de San Lorenzo fue un trabajo colosal, repleto de problemas técnicos. Se trataba de remover la capa ennegrecida de cal y arena que recubría las torres y fachada de la Catedral, revelando, ladrillo por ladrillo, su verdadera textura y sus ornamentaciones, hasta dejar al descubierto la belleza original de la rústica cerámica, tanto años oculta por un vulgar revoque de argamasa.
Las columnas, algunas de ellas como trenzadas en filigrana, los capiteles, las cornisas, todo moldeado en ladrillo de diferentes formas y tamaños, quedó al descubierto como un verdadero hallazgo. Para proteger la superficie se empleó un químico protector elaborado a base de silicona.
La casa cruceña.
En las tierras bajas del Oriente Boliviano las viviendas solían construirse con una galería exterior, apoyada en gruesos horcones de cuchi para protegerse del sol y de la lluvia, creando así un espacio para la convivencia social y la tertulia.
Pese a los años trascurridos, aquellas gruesas paredes de barro y ramas llamadas "de tabique", o de gruesos adobes, aún sostienen los viejos techos cubiertos por tejas de cerámica, hechas a mano, apoyados sobre un firme cielorraso de caña chuchío.
Esta original arquitectura colonial todavía se conserva en muchas manzanas del Casco Viejo, así como en otras poblaciones de provincias. Son los últimos vestigios de la típica casa cruceña -fresca en verano y abrigada en invierno- cuyas mejores representaciones van cayendo, una a una, con el avance de los edificios de concreto que nos trae el progreso urbano.
No obstante, salvo alguna desafortunada excepción, la plaza cruceña conserva la mayor parte de sus edificios, muchos de ellos construidos a principios del siglo XX.
La urbe centenaria.
El aislamiento y estancamiento de la centenaria urbe se mantuvo poco más o menos igual desde aquel traslado final a la Punta de San Bartolomé de 1621 y permaneció prácticamente sin crecimiento urbano significativo hasta 1888, como se aprecia en el plano urbano de aquel año, redescubierto en el Archivo Nacional de Sucre por el investigador alemán Gerrit Koster.
La primera expansión urbanística -dentro de los límites de lo que hoy denominamos Casco Viejo- sobreviene hacia 1906, durante la época del auge de la goma, cuando surgieron las primeras fortunas capaces de financiar la construcción de algunas casas señoriales y edificios que hoy se conservan todavía en el centro urbano. Una de ellas albergó a la casa Zéller & Moser -famosa firma importadora de los tiempos del caucho amazónico- donde hoy funciona la Alcaldía Municipal.
El carácter colonial de la ciudad de horcones y galerías, de profundos arenales o lodazales según el clima imperante, se mantuvo hasta mediados del siglo XX, cuando los ferrocarriles y la carretera al interior sacaron a Santa Cruz de su letargo, iniciando un proceso de vertiginoso desarrollo económico.
El ornato público y la arborización de la ciudad.
En la isla del Parque El Arenal se levantan dos espléndidos murales del artista Lorgio Vaca, sobre una estructura de hormigón diseñada por el arquitecto Sergio Antelo. Su ubicación paisajística es inmejorable y realza toda la belleza del parque, como el punto más notable de su ornamentación.
Este edificio-monumento albergó las oficinas del Departamento de Parques y Jardines de la Alcaldía Municipal, cuando el profesor Noel Kempff Mercado se hizo cargo de esta repartición municipal, dedicándose a la tarea de arborizar la ciudad de acuerdo a un proyecto personal de selección de especies ornamentales nativas y exóticas.
A mediados de la década de 1970, Noel Kempff imaginó lo que podía ser una verdadera ciudad-jardín implementando la ornamentación de sus áreas verdes, plazas, jardines y otros centros de atracción turística como el Jardín Botánico y posteriormente el Jardín Zoológico, a partir de un vivero municipal que él mismo había diseñado para cultivar los plantines que luego serían plantados por toda la ciudad.
La obra de Noel Kempff Mercado.
Noel Kempff introdujo al ornato público variedades de palmeras como el Summuqué, utilizando en calles, plazas y avenidas las diversas y hermosas especies regionales que tanto admiró Alcides D'Orbigny en sus viajes por la Chiquitania.
Él plantó incluso árboles maderables, como la mara o caoba y el ochoó, presintiendo que estas especies algún día se extinguirían comercialmente y valía la pena conservarlas en la ciudad con fines didácticos o como puro recuerdo de este valioso recurso natural.
En la etapa de planificación de la arborización de la ciudad, comenzó a desarrollar la idea de plantar árboles cuyos frutos puedan servir de alimento a los pájaros que siempre habían habitado esa zona. Él notaba que el bosque natural se estaba alejando de la ciudad, perdiéndose así la fuente de alimento para la avifauna local. Por eso introdujo el Ambaibo, el Gallito y siguió buscando otras especies que dieran fruto en otras épocas del año.
Una ciudad en flor.
Antes de la llegada de la primavera, en pleno invierno, sorprende a los transeúntes de nuestras calles, parques y avenidas la floración en cadena de nuestros árboles nativos, como si de pronto todo el colorido del campo invadiera la ciudad con su extraordinaria belleza.
Comienzan en mayo los toborochis rosados y blancos, les siguen en julio y agosto los tajibos blancos y los espléndidos amarillos en septiembre, combinándose con el rojo vivo de los "gallitos" y dejando sobre el verde césped alfombras de colores intensos, que al poco tiempo las barre el viento para iniciar un nuevo ciclo.
La arborización de la ciudad fue un paciente trabajo planificado por Noel Kempff hace cuatro décadas. Fue su legado más elocuente a la comunidad. En cada árbol o palmera que se mecen al viento, hay un mensaje de amor y respeto por la naturaleza.
Bajo el cielo más puro de América.
Por las características del clima subtropical húmedo que prevalece en la región, existen solamente dos estaciones anuales claramente diferenciadas: época seca (mayo-octubre) y lluviosa (noviembre-abril). La temperatura media oscila en la mayor parte del año entre los 24 y 31 grados Celsius, con bruscos y breves descensos en la época invernal, cuando llegan las masas de aire húmedo y frío que se originan en la Antártida.
A lo largo del año la ciudad goza de buena aireación que impide la concentración de contaminación atmosférica, gracias a la acción limpiadora de los vientos predominantes del noroeste y de los intermitentes y refrescantes "surazos" que llegan en dirección opuesta.
Por encontrarse ubicada en el centro de la fértil llanura chaco-beniana, el área de Santa Cruz de la Sierra es una zona favorecida por las masas de aire húmedo que vienen de la hoya amazónica, creando condiciones óptimas para la actividad agrícola y pecuaria.
Fuente. Libro: La Riqueza Natural y Cultural de Santa Cruz. Año: 2011. Autor: Jorge Orías Herrera.