Mapa: Nombre: Laguna Yaguarú. / Categoría: Área Protegida Municipal. / Acción: Creación, 2002. / Instrumento Legal: Ordenanza Municipal Nro. 009/2002. / Área: 1.190 hectáreas. / Jurisdicción: Provincia Guarayos. Municipio de Urubichá.
Libro: Patrimonio Natural de Santa Cruz. Año: 2015. Autor: Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz. Willy Kenning Moreno.
Área Protegida Municipal.
Yaguarú es el nombre que los indígenas guarayo o guarayú usan para denominar al jaguar negro. Mitificado como animal feroz o como un ente fabuloso por el terror de leyendas de tierras lejanas y tiempos antiguos, el yaguarú no es sino un jaguar o tigre americano cuyas manchas anilladas persisten, apenas ocultas o mimetizadas por el color negro producido por exceso de melanina, pigmento que otorga dicha tonalidad a la piel. El color negro resalta a su vez el amarillo de sus ojos, y esto le da al animal un aspecto maligno y feroz, y le confiere además el temible nombre de pantera, aumentando su terrible fama de fiera carnívora.
La laguna Yaguarú, viene a ser, entonces, la laguna de los jaguares negros. Emplazada en una depresión vecina al pueblo de Yaguarú, entre este y el de Urubichá, que se le ubica 40 kilómetros al este, esta laguna ha sido por siglos la referencia principal de la mencionada población que la visitaba permanentemente para bañarse, recrearse, cazar y pescar abundantemente.
Pascana de viajeros, inclusive algunos muy ilustres, como D'Orbigny, que la vio a fines del año 1831 o inicios del año 1832, y visitantes ocasionales, expectantes y temerosos a la vez de un encuentro con la mítica pantera, la laguna ha ido poco a poco perdiendo su innegable encanto natural, y su original forma alargada ha ido cambiando poco a poco, reduciéndose en extensión. De hecho, mediciones a vuelo de ojo indican que su extensión original de 3 kilómetros de largo por 2 de ancho y una profundidad media de 3 metros, con atractivas islas, ahora tiene aproximadamente solo la mitad de tal extensión, habiéndose convertido el resto un denso e impenetrable junquillar.
La profusa riqueza en fauna acuática, peces, aves, reptiles y anfibios que otrora ostentaba la laguna ha sido diezmada por el inexorable avance de la deforestación, y su amplio espejo de agua se ha reducido bajo el impacto implacable de los desbosques y del consecuente aumento de una vegetación acuática agresiva que, sin el control que tuviera antiguamente, la ha cubierto casi íntegramente, de orilla a orilla, al extremo de modificar sus hábitos y flujos ancestrales.
Sometidos a tan potentes impactos humanos que están desaguando lentamente la laguna, es urgente resaltar los valores de conservación del área, determinados por sus funciones en el régimen hídrico regional, su gran diversidad de fauna y flora, y los diversos usos que le da el pueblo nativo de Yaguarú. Una riqueza piscícola legendaria, que los testimonios vivos declaran haber sido principal fuente de nutrición de la población local se encuentran actualmente diezmados de tal manera que los testigos actuales son temerosos de que la laguna desaparezca y se convierta en un descampado de pampas y yomomales, con solo una pequeña mancha de agua remanente en el centro de la misma.
De confirmarse esta situación, de persistir la deforestación incontrolada, de seguir cayendo las especies arbóreas de sus orillas -bibosi, ochoó, penoco, picana, y varias otras-, de no realizarse los trabajos habituales de limpieza de las plantas acuáticas agresivas que voluntariamente se aprestan a ocupar el área, el tarope, el junquillo y otras tomarán el resto de la laguna, y la misma ya no será sitio ideal para especies residentes y migratorias de aves como la garza cuchara, el pato negro o el putirí que la poblaran abundantemente, ni servirá de albergue a lagartos, caimanes, yoperojobobos de agua ni de la temible serpiente sicurí.
Las prioridades para la conservación de la laguna Yaguarú pasan, pues, por detener la deforestación de su entorno y hacer limpiezas periódicas y controladas de su espejo de agua. El brillo del progreso, que llega a la zona en forma de ganadería y agricultura extensivas, y es bienvenido, no puede darse a costas de desmanes y descuidos con el entorno natural y ambiental, ni a expensas de los valores culturales y costumbres de la población originaria local.
El pueblo guarayo lo sabe, como lo saben las autoridades y como lo pide y ofrece el jichi moribundo que es el principal abanderado para que la laguna no se seque, para que el evasivo yaguarú vuelva a acechar desde los patujuzales, para que no se vean más canoas en lo seco, para que la pesca vuelva a ser variada y abundante, para que regresen las lavanderas y se siga tendiendo al sol la ropa en sus orillas, para que continúen las abluciones diarias de los niños sábalos, y que el pueblo guarayo le siga profesando sus honores de balneario principal.
Fuente. Libro: Patrimonio Natural de Santa Cruz. Año: 2015. Autor: Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz. Willy Kenning Moreno.
Foto: Áreas Protegidas Municipales · Laguna Yaguarú · Pueblo y la laguna de Yaguarú. Autor: Willy Kenning.